François-Marie Arouet, más conocido como Voltaire nació en París en 1694 y posteriormente estudió en la misma ciudad. Fue introducido por su padrino en La Sociedad Libertina del Temple. En 1713 estuvo un tiempo en La Haya como secretario de embajada hasta su regreso a París cuando empezó a escribir, entre estos escritos había algunos textos irrespetuosos contra el regente que le costaron un tiempo en la prisión de La Bastilla, al ser liberado fue exiliado a Chatenay donde adoptó el seudónimo de Voltaire por un anagrama de «Árouet le Jeune» o del lugar de origen de su padre, Air-vault.
Un conflicto con un caballero le costó nuevamente 5 meses en La Bastilla, al salir fue exiliado a Gran Bretaña donde estuvo de 1726 a 1729 y fue muy bien recibido por la corte de Londres y los medios literarios.
En 1734 publicó su obra más polémica “Cartas Filosóficas” o “Cartas Inglesas” donde convierte un brillante reportaje sobre Gran Bretaña en una acerba crítica del régimen francés. Se le dio orden de arresto, pero logró escapar.
Durante los próximos años se dedicó a publicar sus obras, Zaire y Adélaïde du Guesclin en 1734, La muerte de César (1735), Alzire o los americanos (1736) y Mahoma o el fanatismo (1741). También publicó otras comedias menos conocidas como El hijo pródigo (1736) y Nanine o El Prejuicio vencido (1749). Durante este tiempo también jugó un papel clave como divulgador de Newton con sus Elementos de la filosofía de Newton (1738).
En 1746 Luis XV le nombró historiógrafo real e ingresó a la Academia en 1746, pero su rivalidad con Jolyot de Crébillon que intentó desacreditar tratando los mismos temas que él, además de la muerte de Madame du Châtelet en 1749, lo motivaron a aceptar la invitación de Federico II el grande, tercer rey de Prusia. Aquí escribió El siglo de Luis XIV (1751) y continuó, con Micromégas (1752), la serie de sus cuentos iniciada con Zadig (1748).
En 1755 y luego de una violenta pelea con Federico II, Voltaire se fue a Ginebra donde crecería su amistad con Rousseau mientras escribía un irrespetuoso poema sobre Juana de Arco titulado “La doncella” que le traería problemas con los católicos.
Al tiempo se instaló en la propiedad de Ferney, donde vivió durante 18 años convertido ya en el patriarca de las letras y amo del espíritu crítico, en esa propiedad recibió a la élite de los principales países de Europa y continuó con sus escritos para aplastar la influencia del clero en la política.
Poco antes de morir en 1778, se le hizo un recibimiento triunfal en París. En 1791, sus restos fueron trasladados al Panteón.
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