Piazzolla tuvo relación con el tango desde su niñez, puesto que su padre escuchaba tango siempre y muy especialmente durante el periodo en que se encontraban viviendo en Estados Unidos. Su padre tocaba el acordeón y la guitarra y escuchaba siempre los discos de Carlos Gardel y Julio de Caro.
Cuando Astor, cumplió los ocho años su padre le regaló un bandoneón usado especial para niños, que lo compró en una casa de empeños. Un pianista amigo de la familia le enseñó los primeros rudimentos del teclado del bandoneón.
Volvieron a Mar del Plata y a los nueve años Piazzolla tomó sus primeras lecciones de bandoneón con los hermanos Paolini.
En 1938, cuando tenía 17 años, pasaba largo tiempo escuchando por la radio los tangos interpretados por las orquestas típicas de Miguel Calo, Alfredo Gobbi, Cicario Ortiz, Osvaldo Pugliese, entre otros. Cuando escuchó al sexteto de tango de Elvino Vardano, según palabras de Piazzolla, “fue el “flechazo” definitivo con el tango. Por esta razón decide crear su primer grupo de tangos, el Quinteto Azul”.
A los 18 se radica en Buenos Aires y toca como bandoneonista con varias con orquestas típicas de tango. Todas las noches pasaba a escuchar a la mejor de todas, la orquesta de Aníbal Troilo. Una noche falto un bandoneonista y Troilo le pidió a Piazzolla que tocara unos tangos como prueba y fue contratado de inmediato. Trabajó con la Orquesta de Aníbal Troilo durante cinco años.
Luego deja la orquesta de Troilo y crea su propia orquesta típica. En paralelo sigue con sus estudios de música clásica con su profesor el compositor Alberto Ginastera.
En 1953, ganó el primer premio de composición musical Fabien Sevitzky, que le permitió obtener una beca para ir a París a estudiar con la pedagoga Nadia Boulanger. Esta experiencia fue muy importante en su vida de compositor e interprete de su Nuevo Tango. Fue en el año 1954 cuando tomó clases con esta profesora y llego el momento en que ella le pidió que tocará sus composiciones y Piazzolla toco al piano su tango “Triunfal”. Fue ahí que antes de finalizar, ella le tomo las manos y le dijo: “No abandone jamás esto. Esta es su música. Aquí esta Piazzolla”. Ese comentario le clarificó al joven músico cuál era su camino para seguir.
Aprovecho el impulso y grabó sus nuevos tangos con una orquesta de cuerdas formada por músicos de la Opera de Paris.
De regreso a Argentina, forma el Octeto Buenos Aires, una orquesta de cuerdas y comenzó a componer y experimentar con estos grupos todas sus ideas compositivas con relación a su visión del tango.
Comienza también a grabar sus composiciones en principio con el Octeto y la orquesta de cuerdas, pero luego esto será una constante en su actividad artística y con todos los grupos que crea y las presentaciones que realiza.
Luego vendrá la creación de su Quinteto Nuevo Tango, que lo lleva a presentarse en al año 1965 en el Philarmonic Hall del Lincoln Center de Nueva York.
Por todas las estancias que vivió en Nueva York y en especial en su juventud, Piazzolla fue influenciado por el jazz y la capacidad de improvisar que tiene ese género musical. Además de introducir en sus nuevas composiciones tonalidades, ritmos novedosos, nuevas armonías y colores musicales, también dejó cierta libertad de improvisar a los músicos, lo cual no es frecuente en el tango tradicional.
Es importante mencionar las actividades musicales que tuvo con grandes exponentes del jazz y de la música popular norteamericana en sus sesiones de grabación como en conciertos. Entre ellos podemos destacar a Gary Burton, el cuarteto Kronos, Gerry Mulligan entre otros.
Otro fruto que dieron estas alianzas musicales fue la creación del Noneto donde Piazzolla experimento el estilo del jazz fusión, que quedó plasmado en un álbum que tuvo gran éxito.
Luego vendría la creación de un octeto donde incluyó instrumentos como un piano y un bajo eléctrico, experimentando la influencia del jazz-rock de Chick Corea. No tuvo larga vida el octeto, pero realizó importantes presentaciones.
En el año 1978 refunda su afamado Quinteto, que lo acompañará por los próximos 10 años y sigue realizando sus presentaciones como solista con importantes orquestas sinfónicas y de cámara, tanto en Argentina como en Europa.
Finalmente, en 1989 forma su último conjunto, El Sexteto, con el cual tuvo una intensa agenda de conciertos en Argentina, Brasil, Estados Unidos y Europa.
Piazzolla con sus composiciones para los diversos grupos que creó u obras para orquesta sinfónicas, llevó al tango a ser un género de gusto universal y según sus palabras nos dice: “Mi sueño es darle a conocer al mundo entero mi música y la música de mi país”.
Volver al HOME de los 100 años de Piazzolla