Rayuela es sin duda alguna la obra más importante del escritor argentino Julio Cortázar. Con esta novela, el autor quiso romper los paradigmas formales de la literatura al proponer una obra que permitiera múltiples lecturas.
Rayuela es una novela que, cuando la entendemos, se hace tremendamente deliciosa. Para entender bien de qué trata Rayuela y las intenciones que tuvo Julio Cortázar al escribirla recurriré en este análisis a los tres planos en los que fue escrito.
El primer plano es el metafísico, la pregunta sobre el orden establecido, La muerte, la verdad, el sentido de la vida y el lenguaje mismo son puestos a prueba y cuestionados a lo largo del libro. El protagonista, a través de sus problemas morales o amorosos, encuentra la ocasión para poner en duda, en tela de juicio, el mundo que lo rodea y su realidad.
El segundo plano es la propuesta de las lecturas, Cortázar propone dos lecturas, una lineal en la que se puede saltar varios capítulos y otra en un orden propuesto que abarca todos los capítulos saltando de uno a otro. Además hay incluso, aunque no explícitamente en la novela, otra forma de lectura: una que tome unos capítulos y otros no, que salte de uno a otro de forma diferente a la propuesta por Cortázar.
Un tercer plano es el idiomático/semántico: no jugar con la herramienta del enemigo. Rayuela intenta constantemente salirse de las reglas del lenguaje de diferentes formas: Los personajes inventan el glíglico, la “h” es usada por el protagonista para romper con la ortografía de las palabras y también intenta no ir siempre con el flujo y las estructuras “naturales” del español, romper con las asociaciones comunes entre palabras, es decir, con las colocaciones.
“Como no sabías disimular me di cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos”.
Fuente Video YouTube: https://www.youtube.com/@alvarez5133