En 1908 una mujer llamada Melitta Bentz se sentía harta de retirar las partículas sólidas que quedaban en el fondo del café de la cafetera (pozos). Los filtros para el café de ese entonces tenían dos inconvenientes: dejaban pasar demasiadas partículas que la lengua detectaba y el café perdía calidad, ya que se volatiliza gran cantidad de aromas.
La cafetera con filtro existía desde 1806 y fue inventada por Benjamin Thompson, que quería sustituir el alcohol por el café como hábito de la gente.
Pero aquel filtro de metal se colocaba dentro de la cafetera, donde era presionado con una varilla que terminaba en un disco perforado, y sobre él se echaba el agua hirviendo, y el café era filtrado gota a gota.
A Melitta Bentz ese filtro no le bastaba; quería un café completamente limpio, a salvo de posos o restos. Necesitaba un filtro natural que atrapara todo lo que no fuera simplemente líquido.
Una mañana de 1908, Melitta Bentz, cuando preparaba el desayuno tuvo una idea luminosa: ¿por qué no colar el café a través de una fina superficie de papel poroso?.
Procedió ordenadamente: primero agujereó el fondo de un recipiente de estaño, recortó un disco de papel absorbente del mismo tamaño que el recipiente y lo colocó sobre él; sobre el recipiente, colocado ya sobre la cafetera echó el café y sobre el café vertió agua hirviendo.
El agua se filtraba a través del papel poroso arrastrando consigo el aroma del café molido, que a través de los agujeros practicados en el recipiente caía en su interior completamente puro, sin mezcla de cosa alguna que no fuera el poderoso aroma y sabor de la matinal bebida.
Melitta patentó con su nombre el nuevo filtro, el filtro de papel Melitta, que como era desechable solucionaba el problema adicional de su limpieza. Actualmente, la marca de filtros de papel Melitta sigue funcionando y se puede encontrar en muchos comercios o por Internet.
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