Richard Wagner nació en Leipzing, actual Alemania en el año 1813. Su infancia se vio muy influenciada por su padrastro Ludwig Geyer, actor pintor y poeta que plantó en Wagner su temprano amor por las artes, especialmente la literatura y la música, donde se vio muy influenciado por la sinfonía 9 de Beethoven que terminó por empujarlo hacia la música.
Aprendió por su cuenta y el progreso en sus composiciones en un principio fueron lentas y difíciles, esto sumado a una difícil situación económica, le obligó a trabajar a una serie de tareas que no le agradaban mucho, como transcripciones de partituras, dirección de teatros provincianos.
En 1843 estrena “el holandés Errante”, ópera con la cual el compositor logra finalmente encontrar su propia voz. Luego con Tannhäuser y Lohengrin encontró su camino hacia el drama musical. Este camino lo llevaría más adelante a escribir “El Oro del Rin”, la primera parte de la tetralogía “El Anillo de los Nibelungos”
En sus obras se elimina la separación entre números, entre recitativos y partes cantadas, de modo que todo el drama queda configurado como un fluido musical continuo, de carácter sinfónico, en el que la unidad viene dada por el empleo de unos breves temas musicales.
Richard Wagner no solo revolucionó la parte formal de la ópera, si no que logró dejar una huella sumamente duradera. Soñaba con lograr la “Gesamtkunstwerk”, la obra de arte total donde se sintetizan todas las artes.
Uno de sus más fieles seguidores fue el rey Luis II de Baviera, gracias al cual logró construir el Festspielhaus de Bayreuth, un teatro dedicado exclusivamente a dar vidas a sus dramas musicales, se inauguró en 1876 con el estreno del ciclo completo de “El Anillo de los Nibelungos”
Richard Wagner murió en Venecia en 1883 a causa de problemas al corazón. Dedicó los últimos años de su vida a concluir la composición de Parsifal.
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