Nacida en Florencia, Italia en 1820 y proveniente de una familia de buena situación, Florence rechazó su cómoda vida para dedicarse a la enfermería en 1844. La motivación de ser independiente y sus creencias religiosas la llevaron a enfrentarse a su familia y a la sociedad de la época para buscar una vida que le permitiera ser de más ayuda con sus semejantes.
En el año 1853 fue nombrada supervisora de enfermeras en un hospital de caridad en Londres, donde implantó innovaciones técnicas y sistemas de organización que fueron muy eficientes. Gracias a su trabajo la enfermería pasó de ser algo basado en los buenos sentimientos y en creencias religiosas a ser una asistencia sanitaria científica, que requería de una rigurosa formación del cuerpo de enfermeras.
Entre los años 1854 y 1856 se hizo famosa organizando el servicio de enfermeras para los soldados británicos de la guerra de Crimea, donde consiguió mejoras sanitarias increíbles y tuvo que hacer frente a los prejuicios de los médicos militares y a la carencia de medios con que el ejército trataba a sus tropas. A menudo, visitaba a los heridos durante la noche, lo que le valió el apodo de “La dama de la Lámpara”.
Al regresar a Inglaterra, aprovechó su fama para hacer presión en los altos círculos de poder y consiguió el apoyo de la reina Victoria I. Publicó un exhaustivo informe titulado Notas sobre la sanidad, la eficacia y la administración hospitalaria en el ejército británico en 1858 y tras una frenética lucha consiguió la reforma de la sanidad militar británica, extender su modelo a la sanidad civil, logró introducir reformas sanitarias en la India y la creación de una escuela de enfermeras en el año 1860.
A partir del año 1861 empezó a presentar problemas de salud que fueron consecuencia de los grandes esfuerzos realizados durante la guerra de Crimea.
Florence Nightingale murió a los 90 años un 13 de agosto de 1910 mientras dormía en su habitación.