Era 1607 y el Príncipe Imperial Yurram, conoció en un bazar a la princesa Arjumand Banu Begum, según dicen, se enamoraron al instante. Sin embargo, aunque fuera príncipe, él no podía hacer lo que quisiera y fue obligado a olvidarse de ella y casarse con una de las hijas del Rey de Persia.
Después de cinco años, gracias a las leyes musulmanas, logró poder concretar su sueño de casarse con Arjumand, ya que se le permitía tener varias esposas. Se casaron en 1612 en la ciudad de Angra y durante la ceremonia, el emperador nombró a Arjumand como Mumtaz Mahal, un título con diferentes significados.
En 1627 el príncipe fue nombrado emperador y tomó el nombre de Shah Jahan, y para muchos fue reconocido como un gran gobernante que amó a su pueblo. Si bien el emperador tenía varias esposas, Mumtaz Mahal era su favorita, con ella tuvo 14 hijos, y murió repentinamente al dar a luz a su última hija. Pero antes de morir, Mumtaz le pidió varias cosas a su amado: que se volviera a casar, que fuera gentil con sus hijos e hijas, que construyera una tumba para ella y que visitara esta tumba al menos una vez al año.
Al morir Mumtaz el emperador, atrapado en su tristeza, se encerró durante 8 días sin comer ni beber. En 1631 el cuerpo de Mumtaz fue exhumado y llevado a Angra donde fue enterrada en un pequeño edificio a orillas del río Yamuna. El Emperador quizo cumplir con la promesa que le hizo a su esposa y mandó a construir el Taj Mahal, rindiéndole así, un homenaje a su amada que perdura hasta el día de hoy y se convirtió en una de las 7 maravillas del mundo moderno.