Carlomagno fue un monarca germánico que restauró el imperio en Europa Ocidental. Hijo primogénito de Pipino el Breve, heredó el trono al morir su padre y lo completó con los territorios de su hermano cuando murió. Su expansión territorial continuó con la conquista y anexión de Lombardo (al norte de Italia) y más tarde Sajonia (al norte de Alemania), lo que le costó 18 campañas sucesivas entre los años 772 y 804.
Carlomagno llegó a dominar el imperio más grande de la Europa de su época, lo que no le resultó fácil ya que constantemente tenía que lidiar con revoluciones internas y ataques de enemigos extranjeros. Una de las guerras externas más destacada fue en contra de los Ávaros en la frontera oriental, que le valió conquistar los territorios al norte de Hungría, Croacia y parte de Serbia y un fallido intento de invadir España donde fue derrotado en la batalla de Roncesvalle, pero le sirvió para añadir un pedazo de terreno a su imperio que iba de Pamplona a Barcelona.
El imperio de Carlomagno consistía en la totalidad de Francia, Suiza, Austria, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, y la mayor parte de Alemania, Italia, Hungría, la República Checa, Eslovaquia y Croacia. Ningún monarca había logrado conquistar un territorio de ese tamaño desde la caída del Imperio Romano.
Durante la navidad del año 800, el Papa León III coronó a Carlomagno emperador y dio inicio a un nuevo imperio germánico que existiría hasta comienzos del siglo XIX. Esta alianza con el Papa daría inicio a la supremacía del Vaticano en lo espiritual y llevaría a una pugna por la supremacía entre ambos poderes, que se prolongaría a lo largo de la Edad Media.
Durante esos años, la vida social se caracterizó por mucha violencia y anarquía, pero el imperio de Carlomagno se caracterizó por preocuparse mucho de tener una buena organización político-administrativa. Si bien el imperio no tenía una capital determinada (variaba según donde se encontrara el emperador), la ciudad germánica de Aquisgrán cumplió esas funciones de manera casi permanente, allí había una cancillería con un clérigo que dirigía temas tanto civiles como eclesiásticos. Había condes a cargo de los territorios excepto en las marcas fronterizas donde los Missi Dominici, enviados por el emperador, supervisan la administración.
El imperio de Carlomagno tenía como religión central el cristianismo y construía un elemento de integración, estabilidad y de orden social. El emperador puso mucho énfasis en cultivar la religión y proteger los monasterios.
El gran imperio de Carlomagno no duró mucho tiempo, a su muerte había dejado dicho que se dividiría entre sus 3 hijos, pero la muerte de 2 de ellos retrasó la fragmentación. Finalmente cuando su único sucesor sobreviviente, Ludorico Pío murió, el imperio se fragmentó en 3 para dárselo a sus 3 hijos en el Tratado de Verdún.
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