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Amanda Labarca, la rupturista profesora chilena

Profesora, escritora, feminista, embajadora y política chilena. Su obra se orientó principalmente al mejoramiento de la situación de la mujer latinoamericana y al sufragio femenino en Chile.

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Amanda Labarca, la rupturista profesora chilena

Amanda Labarca fue una destacada profesora, escritora, feminista y política Chilena.

Desde temprana edad, destacó por sus cualidades como educadora, llegando a ser subdirectora de la escuela Normal Nº3, tan sólo un año después de su graduación. Gracias a su impecable desempeño obtuvo una beca para continuar sus estudios de pedagogía en la universidad de Columbia, en Estados Unidos. Posteriormente viajó a Francia para seguir especializándose en la Universidad de La Sorbona. 

 

En su regreso a Chile, trajo con ella todas las ideas del feminismo que circulaban en esos años en Europa, respecto a la relevancia de la mujer en la educación y en la historia. Durante 1927 y 1931 fue la jefa de la Dirección General de Educación Secundaria del Ministerio de Educación.

 

En Chile, creó las famosas Escuelas de Temporada de la Universidad de Chile, las cuales aún existen. En 1939 publicó La Historia de la Enseñanza en Chile y La evolución de la Segunda Enseñanza. En su obra «Bases para una Política Educacional», destaca la función social de la educación, que debe estar al servicio de la población y sus realidades, respecto a esto, dictó cursos y seminarios al rededor de toda América.

 

En 1940 publicó La Educación Decadente y en 1945 Desvelos del Alma. Un año después fue nombrada representante de Chile ante las Naciones Unidas, y fue jefa de la sección Status de la Mujer, entre 1947 y 1949. 

 

Te dejamos algunas frases que reflejan su pensamiento

  1. “El maestro, esencialmente, debe aspirar a ser artífice, despertador espiritual, un transformador de fuerzas en capacidades precisas de acción”.
  2. “Educar es socializar y potenciar las capacidades de cada persona”.
  3. “Educar es un proceso doble: estimula el desarrollo de las capacidades, aptitudes y vocaciones latentes y, al mismo tiempo, encauza su ejercicio para que sirvan a la conservación y fomento de aquellos valores éticos e intelectuales que, en la presente etapa de su evolución, la sociedad estima como los ‘mejores’”
  4. El problema de la educación femenina es complejo, “porque está ligado al futuro de la raza, de la familia, del hogar, a las necesidades de la nación y de la sociedad, y, además, debe contemplar las necesidades individuales de la mujer que necesita aprender a bastarse por sí misma, espiritual y económicamente”.

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