Rebeca Matte Bello nació el 29 de octubre de 1875 en Santiago, Chile, descendiente de uno de los humanistas más importantes de Sudamérica, Andrés Bello. Rebeca es una de las escultoras chilenas más destacadas y productivas de inicio del siglo XX. Creció en una casa rodeada de intelectuales pero sin sus padres. Su madre tuvo una crisis en el parto y nunca se recuperó psicológicamente. Fue criada por su abuela, y luego fue enviada a Europa. Ahí estudió en academias artísticas de Francia e Italia, donde rápidamente demostró su gran talento, en creaciones llenas de expresividad y fuerza. Empezó a ser conocida tanto en Chile como en el extranjero, mientras batallaba a su vez con la tuberculosis. En 1902 hizo un alto en su carrera por el nacimiento de su hija Lily, pero pronto retomó sus esculturas. En 1908 fue nombrada profesora honoraria de la Academia de Bellas Artes de Florencia; la primera mujer no europea en lograr ese cargo. Empezó a ser tan destacada con sus esculturas de bronce y mármol, que el gobierno de Chile empezó a hacerle encargos a la artista. Así creó el monumento a Ícaro y Dédalo para ser obsequiada a Brasil, una copia de ésta se encuentra afuera del museo de Bellas Artes. Otro de los famosos encargos chilenos a Matte se exhibe hoy en plena Alameda de Santiago: el Monumento a los héroes de La Concepción, en honor a la muerte de los soldados nacionales en una batalla de la Guerra del Pacífico. Su obra La Guerra, se encuentra en el Palacio de la Paz, en La Haya. El Museo de Bellas Artes de Santiago tiene además otras esculturas de Matte, incluyendo Horacio y El Eco. Todo cambió para Rebeca cuando su hija Lily también se enfermó de Tuberculosis muriendo en 1926, lo que destruyó a su madre. Dos de sus obras más importantes, Dolor y Ciegos, se encuentran hoy en el Cementerio General.